El Papa Benedicto XVI en su homilía al inicio de su ministerio dijo: “!No teman! ¡Abran, más todavía, abran de par en par las puertas a Cristo!... quien deja entrar a Cristo no pierde nada, nada –absolutamente nada- de lo que hace la vida libre, bella y grande. ¡No! Sólo con esta amistad se abren las puertas de la vida. Sólo con esta amistad se abren realmente las grandes potencialidades de la condición humana. Sólo con esta amistad experimentamos lo que es bello y lo que nos libera… ¡No tengan miedo de Cristo! Él no quita nada y lo da todo. Quien se da a Él, recibe el ciento por uno. Sí, abran de par en par las puertas a Cristo y encontrarán la verdadera vida” .
No se puede ser discípulo sino se es amigo de Jesús, sino se experimenta su amistad y su amor. No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte de vida y, con ello, una orientación decisiva. Ser cristiano consiste, antes que nada, en reconocer esa amistad de Jesús y aceptarla para seguirlo. Esto es lo que paso con los apóstoles, fue la hermosa experiencia de aquellos primeros discípulos que, encontrando a Jesús quedaron fascinados y llenos de estupor ante la persona de Jesús.
Aceptar la amistad de Jesús es el principio del camino de un Discípulo de Él, por eso vamos a ver algunos puntos importantes que Jesús te ofrece:
a. Jesús sabe ser amigo. En la Escritura vemos cómo Jesús se dice amigo de sus discípulo: “En adelante, ya no los llamaré siervos, porque el siervo no conoce lo que hace su Señor, desde ahora los llamaré amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí a mi Padre” (Jn 15,15).
Jesús sabe abrir su corazón y dejar entrar en su corazón a los demás. Amó y se dejo amar por los que abrieran su corazón a Él. Entendió que el amor no es solo darse a sí mismo, sino estar dispuesto a entregar sin recibir nada a cambio.
b. Jesús tiene unas cualidades fascinantes. Hay una frase popular que dice: “nos llenan el ojo”. Fascinar significa dejarse atraer irresistiblemente, imposible sacar de nuestra mente y nuestro corazón lo que nos ha fascinado. Después de ver lo que me ha fascinado ya no es necesario que vea nada ni a nadie. Jesús es nuestro modelo perfecto es quien nos “llena el ojo” en todos los aspectos de nuestra vida. En su persona se reúnen todas las cualidades y virtudes que más apreciamos en una amistad. Por eso es muy importante que conozcamos más de Él, para cada día dejarnos fascinar más por todo lo que es y nos ofrece. “El Evangelista Juan nos ha dejado plasmado el impacto que produjo la persona de Jesús en los dos primeros discípulos que lo encontraron, Juan y Andrés. Todo comienza con una pregunta: “¿Qué buscan?” (Jn 1,38). A esa pregunta siguió la invitación a vivir una experiencia: “Vengan y lo verán” (Jn 1,39)” .